El tenor tinerfeño Celso Albelo es por razones profesionales y méritos artísticos la prolongación natural de Alfredo Kraus. "Siempre me han catalogado como el heredero de Kraus, no se si de manera justa, y que cuenten conmigo para este homenaje al maestro, obviamente es un orgullo y responsabilidad que acepto con mucho gusto". La sombra de Kraus se proyecta sobre cada uno de los pasos de Albelo, y pese a que reconoce que es un mito inalcanzable, su legado pivota sobre su cabeza. Albelo sólo encuentra halagos hacia el que considera que es uno de los canarios más universales en el mundo de la lírica.
"Kraus es la aristocracia del canto, se ha dicho muchas veces, pero es una gran verdad, lo que le distinguía era el rigor que siempre le acompañó durante su carrera con un criterio que muy pocos pueden seguir". Es la reflexión que ayer hacía Celso Albelo en vísperas del concierto que junto al pianista Juan Francisco Parra protagoniza esta noche en el Teatro Pérez Galdós, a las 20.30 horas. Es el XII Concierto-Homenaje que organiza la Fundación Auditorio y Teatro, en colaboración con la Sociedad Filarmónica y patrocinio de Auren, y que coincide con el aniversario del nacimiento de Alfredo Kraus (Las Palmas de Gran Canaria, 24 de noviembre de 1927- Madrid, 10 de septiembre de 1999). Albelo ya había participado en otros recitales a la memoria de Kraus, pero este le llega en un momento especialmente dulce, en lo profesional y personal.
"Cantar en el Galdós es tremendo para un canario, y está claro que todo lo que se haga para exaltar la figura de Alfredo Kraus es poco". En esta ocasión, el cantante tinerfeño estará acompañado por Juan Francisco Parra, repertorista de la Temporada de Ópera de la capital grancanaria y profesor en el Conservatorio Superior de Música de Canarias. "De forma egoísta, podría decir que es mi pianista, porque sólo hago conciertos con él y hemos girado de Japón a Londres", apunta Celso Albelo. El repertorio que interpretará en el Galdós es un balance entre música de cámara y arias de ópera y zarzuela, "el repertorio que frecuentó el maestro", señala, con obras de Joaquín Turina, Carlos Guastavino, Alberto Ginastera, Augusto Brandt, Alfonso Esparza, Manuel Penella, Federico Moreno Torroba, Claude Debussy y Gaetano Donizetti.
"Conciertos delicados"
"Los conciertos de este tipo son muy delicados, sin repetir repertorio, y el público siempre espera alguna de las arias digamos morbosas, y hay que buscar ese equilibrio. Hace unos meses estuve aquí con I Puritani, de Bellini, y no será el caso esta vez, y supongo que el público estará cansado de verme cantar este rol", bromea.
Con una reciente paternidad y a pocos días de estrenar en el Palau de las Arts Reina Sofía de Valencia, la zarzuela Luisa Fernanda, de Federico Moreno Torroba, en la producción que Emilio Sagi diseñó para el Teatro Real, en Madrid, que se pondrá de largo los días 15, 18 y 22 de diciembre, Celso Albelo llegaba el sábado por la tarde a la capital grancanaria para afrontar la recta final de un año en el que no ha parado de recibir ovaciones y sendos reconocimientos, entre otros por su rol protagonista en Roberto Devereux, de Donizetti, junto Edita Gruberová, en plazas como Viena y Berlín. Dice Celso Albelo que "estoy muy contento, he pasado por Viena, Berlín. Tokio, Madrid, Barcelona, y sobre todo ha sido un año muy especial para mi, y seguimos afirmando una carrera, y la paternidad, y aunque la llegada de un hijo hace que los mecanismos cambien, con sosiego se puede seguir haciendo cosas interesantes".
